Descubren
que el insomnio tiene consecuencias negativas de forma inmediata.
Una
mala noche de sueño supone un aumento inmediato de la presión
arterial, tanto esa misma noche como al día siguiente. Aquí han
encontrado investigadores de la Universidad de Arizona una de las
razones de porqué el insomnio aumenta el
riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebro vascular e incluso la
muerte por enfermedad cardiovascular.
Para
entender tal conexión, midieron la presión arterial mediante
dispositivos portátiles de 300 hombres y mujeres, de 21 a 70 años y
sin antecedentes de problemas cardíacos, durante dos días
consecutivos. Por la noche, a los participantes se les conectaron
monitores semejantes a un reloj de pulsera que medían la eficiencia
del sueño y la cantidad de tiempo que pasaban en la cama durmiendo
profundamente.
En
general, las personas con sueño menos eficiente mostraron un aumento
de la presión arterial sistólica en las horas nocturnas y al día
siguiente. Los autores aún no tienen claro por qué la falta de
sueño produce esta subida de la presión arterial ni el alcance a
largo plazo para insomnes crónicos, pero creen que sus resultados
son una pieza clave en el proceso de comprensión del impacto del
sueño en la salud cardiovascular.
La
calidad importa igual que la cantidad
"La
presión arterial es uno de los mejores factores predictivos de la
salud cardiovascular",
dice Caroline Doyle, autora principal del artículo publicado en
Psychosomatic
Medicine.
Su trabajo refuerza la necesidad de dormir bien durante la noche. “No
es solo la cantidad de tiempo que pasamos en la cama, sino la calidad
del sueño”, añade
el psicólogo John Ruiz, coautor al tiempo que aconseja cambios tan
simples como estar activos durante el día, mantener el móvil
alejado o bajar las persianas. “En
general, se trata de poner remedio a todo aquello que te hace
despertar”.
El
insomnio se ha convertido en un problema grave de nuestro tiempo y
alcanza niveles epidémicos en el mundo desarrollado. El 45% de la
población padece algún trastorno de sueño, siendo más común en
las mujeres. Podría deberse a factores hormonales, como la
menopausia o el síndrome premenstrual, y psicológicos. Aparte del
riesgo para la salud, una persona que no puede conciliar el sueño o
duerme poco y mal no puede desarrollar su actividad diurna con
fluidez, lo que afectará a la larga a su calidad de vida.
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