1943 en Francia ve la luz la primera edición de la inmortal obra de Antoine de Saint-Exupéry, El principito, una bella metáfora sobre la vida, la amistad y el amor en forma de fábula infantil para adultos. (Hace 76 años).
Es el libro en francés más traducido (+250 idiomas y dialetctos, incluido el braille) y también el más leído.
Ha
vendido más de 140 millones de copias en todo el planeta.
Se
considera uno de los mejores libros del S.XX en su país de origen,
Francia.
Existen
más de 200 portadas distintas del libro.
El
manuscrito original se encuentra en la Biblioteca Pierpont Morgan de
Nueva York.
La
forma en la que Saint-Exupéry escribió esta gran obra (y libro de
culto) lo encuadraron como literatura infantil; sin embargo, el libro
está plagado de temas con gran transcendencia
como la pérdida, el sentido de la vida, la amistad, el amor o la
soledad; un auténtico
escrito sobre la naturaleza del ser humano.
“El
Principito”
fue escrito
durante la estancia de 27 meses de Saint-Exupéry
en Estados Unidos y es que, tras la Batalla de Francia en 1940, el
escritor pasó una buena temporada al “otro lado del charco”. En
estos meses redactó en su casa de Nueva York en Park Avenue, más de
la mitad de los textos que formarían parte del manuscrito más
destacado de este -también- avezado piloto militar.
Simbolismo:
los
personajes, ante todo, son un claro ejemplo de ello. Así, el Piloto,
representaría al propio escritor; la Rosa, su objeto más preciado,
sería sin duda su esposa Consuelo; el Zorro, quien acompaña en su
periplo al Principito, está inspirado en un zorro del desierto; el
Principito, podría representar un Saint-Exupéry más joven o quizá
el hijo del aviador Charles Lindbergh, quien vivía cerca del
escritor; los Baobabs, esos árboles que destrozan planetas
únicamente con sus raíces, son una claro dibujo del nazismo
y
de su intento por dominar todo el planeta bajo esta ideología.
Homenajes
astronómicos:
existen
varios asteroides
que
hacen mención ya sea al propio autor o a su inmortal obra. Para
empezar, en 1975, un asteroide fue bautizado como 2578 Saint-Exupéry,
en honor al escritor. Más tarde, en 1993, el descubrimiento de un
nuevo asteroide acabó con el nombre de 46610 Bésixdouze, para
honrar el asteroide B-612, lugar donde residía el Principito. De
hecho, hay una fundación con este mismo nombre, encargada de
rastrear asteroides potencialmente peligrosos. Por último, en 2003,
la luna de un asteroide, en este caso, fue bautizada como
Petit-Prince.
Todas
y cada una de las
ilustraciones
del
libro
fueron realizadas por el propio Saint-Exupéry. Como curiosidad, el
escritor inició los estudios de Arquitectura en la Escuela de Bellas
Artes de Francia, pero jamás terminó la carrera ya que no se
consideraba bueno en esta materia.
Otra
curiosidad está asociada al mundo
filatélico.
Antes de que Francia adoptara la moneda Euro,
el gobierno decidió lanzar una moneda conmemorativa y billetes de 50
francos en los que aparecían tanto el rostro de Saint-Exupéry como
la la imagen del Principito mirando hacia las estrellas.
Desde
su publicación, esta famosa novela
corta
ha tenido multitud
de adaptaciones
a lo largo del tiempo, entre las que se incluyen obras de teatro,
películas, óperas, ballets, una serie animada o un anime.
La
fama de El
principito
en Francia es tal que en 2014 fue inaugurado en Ungersheim (Alsacia)
un nuevo parque
temático
consagrado a la fábula de este viajero procedente del lejano
Asteroide B-612. El Parque de El Principito ocupa 24 hectáreas de
terreno cerca de la frontera franco-alemana y cuenta con tirolinas o
dos inmensos globos aerostáticos estilo Montgolfier, que representan
dos de los planetas
visitados
por el protagonista de la historia: el del rey y el del farolero.
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