Cantante
franco belga,
cuyas canciones son
conocidas por su bella poesía, pero sobre todo por la honestidad de
sus letras en las que trata de las preocupaciones de todos los
tiempos, mencionando en sus temas el amor, la sociedad actual y la
espiritualidad. Su
canción más conocida, Ne
me quitte pas,
del año 1959, ha
sido ampliamente
traducida a diversos idiomas e interpretada por muchos cantantes.
Decir
Brel es decir canción francesa pero es también recordar la imagen
de un artista que vivía sus personajes, que en el escenario
convertía las canciones en piezas teatrales, marcando una época y
dejando su huella para las siguientes. Pocas veces hemos visto a un
cantante expresar su rabia y sus pasiones con tanta sinceridad como
Jacques Brel, el devorador de noches, amistades y efusiones, cuya
vida fue una cadena de rupturas: para empezar con la familia, cuando
se niega a seguir los pasos de su padre en el negocio de cartonajes;
convertido en aplaudido cantautor, abandona el escenario tras quince
años de éxitos; transformado en actor, deja los platós para
exiliarse como navegante, piloto, aventurero en un islote del
Pacífico, siempre pasando página para “ir a ver”, como decía.
Inclasificable,
Brel, muerto lo mismo que vivo, sigue siendo el tipo políticamente
incorrecto que llegó de Bruselas a París con una guitarra bajo el
brazo, el idealista, el individualista que en sus canciones oscila
del anarquismo al humanismo. Universales, sus mensajes tocan la
sensibilidad del intelectual como la del público en general, porque
repiten lo que forma parte del inconsciente colectivo. En el capítulo
de canciones comprometidas,
además de “40 mai” que escribió al final de su vida y que se
refiere a la invasión alemana, en plena guerra de Argelia escribió
“Quand on a que l’amour” y “La Colombe”, que en su versión
inglesa fue interpretada en manifestaciones contra la guerra de
Vietnam, entre otros por Judy
Collins
y Joan
Baez.
En el álbum de 1959 –“Jacques Brel Nº 4” – figura su
canción más célebre, “Ne me quitte pas”, que después ha sido
cantada en quince lenguas y de la que se han grabado cerca de 300
versiones en todo el mundo: un amante que no quiere que le abandonen,
implora aunque sabe que no le escuchan, canta haciendo promesas y
acaba llorando.
La
triste historia de Ne
me quitte pas
Una
de las canciones más bellas y desesperantes de la historia del amor,
la asombrosa Ne
me quitte pas
es
casi una canción perfecta. Porque
la
más bella canción de amor de todos los tiempos es en realidad la
humillación que se impuso el cantautor belga por el miserable trato
que brindó a su amante 'Zizou'.
Brel
vivió,
amó
y se entregó
vehemente a ella durante todo un lustro. Cinco años repletos de
intrigas, de encuentros y desencuentros con Suzanne. Un amor
prohibido, loco, apasionado, extraño, entre la intelectualidad
triunfante de los últimos años 50 en París. Días de giras, de
breves encuentros, suplicios de fiebre sexual y amorosa, que acabaron
con el impacto del
embarazo
de ‘Zizou’.
Brel soportó
un gran altercado con 'Zizou' y, finalmente, se negó
a reconocer que era
el padre, el verdadero responsable del "embarazo" de
Suzanne. Loca de ira, de frustración, 'Zizou' le amenazó
con demandarle ante los tribunales y a la opinión pública. Brel,
entonces, se refugió
en su Miche (esposa
y querida con la que tenía
tres hijos).
La historia acabó
mal, pero Brel incluso se aprovechó
de ello para crear la más terrible canción de amor de la historia,
'Ne me quitte pas', un
"no
me dejes"
que tenía absolutamente perdido por su comportamiento con 'Zizou'.
Brel
siempre odió la canción,
porque era la palpable definición de su infierno, de su propia
penitencia por el dolor atribuido a Suzanne. Brel siempre la
consideró como la catarsis de sus pecados con la gran amante de su
vida. 'Ne me quitte pas' siempre le ha perseguido como una mujer
ofendida, como una mujer irritada que triunfa sobre un hombre
humillado.
En
fin, un mundo de loco sufrimiento con el destino fatal de una
canción, una canción
desesperada, de ruptura trágica, de la desesperanza, del abatimiento
de un hombre cobarde. Una especie de agonía mental que precede a una
muerte sentimental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario