Cumplen la misma función que las que lucen las cebras.
Muchas
tribus aborígenes de África, Australia y Nueva Guinea, adornan sus
cuerpos con pinturas que siguen patrones a rayas, generalmente
blancas que sobre sus pieles oscuras crean un llamativo contraste.
Este adorno corporal tiene sin duda un significado cultural propio en
cada comunidad indígena. Pero, un
nuevo estudio realizado por antropólogos de la Lorand University
de Hungría, ha descubierto que también son un eficaz modo de
proteger su salud.
En
julio del año pasado, se publicó otro estudio realizado por un
equipo de la Universidad de Lund (Suecia), que proponía que las
rayas blancas y negras de las cebras, eran un camuflaje óptico que
les permitía esquivar a los tábanos.
Ahora,
los investigadores húngaros retoman ese hallazgo y lo aplican a las
tribus aborígenes. Los autores del estudio creen que las pinturas a
rayas con las que muchos indígenas decoran sus cuerpos, también les
sirven para protegerse de las picaduras de moscas y mosquitos.
Esos
insectos abundan en los climas cálidos y tropicales, y sus picaduras
constantes pueden ser un tormento para cualquiera. Pero, es que,
además, también pueden transmitir gravísimas infecciones.
Según
estos antropólogos, este tipo de pintura corporal representa un
magnífico ejemplo de adaptación humana al medioambiente.
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