Se llama Noche Triste a la derrota de Hernán Cortés a manos de los aztecas en la madrugada del 30 de junio al 1 de julio de 1520.
Las
relaciones entre el conquistador español Hernán Cortés
(1485-1547)
y el emperador azteca o mexica Moctezuma II (1466-1520) empezaron con
mal pie. El 8 de
noviembre de 1519, Cortés y su ejército entraron en la capital del
Imperio axteca,
Tenochtitlan (hoy Ciudad de México); Moctezuma, rodeado de la
nobleza local, los aguardaba. El español bajó del caballo con
intención de abrazar al rey de los mexicas, pero Cacamatzin, señor
de Texcoco, y Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, se le adelantaron
rápidamente para impedirlo: ¡el soberano era intocable! Cortés,
entonces, se quitó un collar de cuentas de vidrio y lo puso
alrededor del cuello de Moctezuma, lo que aplacó los ánimos de los
nobles allí presentes, que le correspondieron con otro collar, éste
de caracoles y camarones de oro. La cortesía diplomática, por el
momento, había salvado la situación.
Pero
pronto iban a torcerse de nuevo las cosas. Primero, tras una
escaramuza entre totonacas (aliados de los españoles) y aztecas en
la que murieron siete soldados de Cortés, éste mandó apresar a Moctezuma,
lo cual enfureció a sus súbditos. Y
aún faltaba la peor afrenta, que se conoce como la matanza del
Templo Mayor (en la imagen que ilustra este artículo, según una
pintura del Códice
Durán).
A
finales de mayo de 1520, Cortés tuvo que ausentarse para enfrentarse
a Pánfilo de Narváez y dejó a Pedro de Alvarado al mando de una
compañía de 80 soldados que debía proteger al ilustre y preciado
prisionero, para asegurarse así la neutralidad de los nativos. Pero
Alvarado, creyendo al parecer que se estaba incubando una rebelión,
atacó con ferocidad a los nobles que se encontraban celebrando el
festival religioso del mes de Toxcatl y provocó una auténtica
masacre. La rebelión, ahora sí, estaba servida.
Cortés
regresó y, tratando de calmar los ánimos, hizo que Moctezuma se
asomara a
la balconada de su palacio e instara a sus seguidores a retirarse.
Pero estos, ante la supuesta complicidad del emperador con los
españoles, le
arrojaron piedras y flechas que lo hirieron mortalmente: falleció a
las pocas horas. Tras una semana de combates, los españoles y
sus aliados indígenas, cercados en el palacio de Axayácatl y casi
sin alimentos, decidieron
huir llevando consigo el tesoro
de
Moctezuma, en la medianoche del 30 de junio de 1520. Cortés
dio la señal de partida y marcharon en silencio, cuidando de que los
caballos no relincharan. Pero una anciana mexica dio la voz de alarma
y en cuestión de minutos la laguna que rodeaba Tenochtitlan hirvió
de canoas repletas de nativos armados. Cortés escapó por los pelos,
pero la
derrota española de la Noche Triste fue absoluta y se cree que el
90% del saqueo del tesoro de Moctezuma se perdió en la laguna.
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