UNA CHICA EN INVIERNO de PHILIP LARKIN.
[Título original: A girl in winter]
Esta
novela nos sumerge en la opresiva
atmósfera del crudo invierno inglés en plena Segunda Guerra
Mundial. Katherine es una joven refugiada que trabaja como
bibliotecaria en una gris ciudad inglesa. Hastiada de su trabajo y de
la vida en general, lo único que le hace mantener la esperanza es la
perspectiva de un reencuentro con el que fue su primer amor. Así, en
las horas previas a su cita, Katherine revivirá las idílicas
vacaciones que supusieron para ella la pérdida de la inocencia y el
paso a la edad adulta. Ahora Robin, el protagonista de aquel crucial
verano, tan glorioso como mortificante, tan radiante como precozmente
crepuscular, podría poner fin a su monótona vida y arrancarla para
siempre de las garras de la frustración.
Un
pequeño clásico que no ha dejado nunca de seducir por su delicado
uso del lenguaje y su descarnada belleza.
Precisa,
elegante y concisa historia
de invierno y de verano, de guerra y de paz, de exilio y de hogar, y
también una de sus piezas más sinceras, en la que se entrelazan
huellas de su propia biografía.
Philip
Larkin
(1922-1985) estudió en la Universidad de Oxford. Amigo fraternal de
los también escritores Kingsley Amis y Edmund Crispin (a quien
dedica este libro), está considerado uno
de los poetas ingleses más aclamados del siglo XX.
En
1984 se le ofreció el galardón, que rechazó, de poeta laureado del
Reino Unido.
Aunque
al principio su producción literaria se limitó a la lírica,
llegaría a escribir cinco novelas (tres de las cuales destruyó nada
más terminarlas), una supuesta autobiografía y hasta un manifiesto
creativo titulado «Para qué escribimos».
Una
chica en invierno,
publicada en 1947 por la prestigiosa editorial Faber and Faber, se
convirtió de inmediato en un rotundo éxito. El Sunday
Times
la
describió como una narración de «una presentación exquisita y
casi intachable». Jamás volvió a terminar una novela. Su madurez
como poeta la alcanzaría durante los cinco años que pasó en
Belfast. Allí escribió la mayoría de los versos que compondrían
Un
engaño menor,
una recopilación de poemas que le consagró definitivamente como
poeta de culto. Otras obras destacables son Ventanas
altas
(1974),
donde refleja su preocupación por la muerte, o Las
bodas de Pentecostés
(1964).
Larkin fue bibliotecario de la Universidad de Hull a partir de 1955 y
crítico de jazz del Daily
Telegraph.
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