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¿LOS ANIMALES PUEDEN SUFRIR QUEMADURAS SOLARES?

Para muchos animales, incluidos los humanos, descansar bajo el sol es uno de los mayores placeres de la vida.
Desafortunadamente, este pasatiempo tiene un coste: la terrible experiencia conocida como quemadura solar. Y, aunque las víctimas más probables de una quemadura solar son las de piel más clara -entre nosotros, los humanos-, los animales también corren el riesgo de sufrir quemaduras solares.
Si los animales también se pueden quemar por el sol, ¿por qué no vemos peces quemados por el sol o elefantes de color rosa?
Lo cierto es que, si lo pensamos, el sol lleva aquí desde siempre en términos planetarios, y todos los individuos han estado expuestos a él, así que se trata de una presión selectiva bastante fuerte hacia los animales, que ha conducido al desarrollo de diversos mecanismos para contrarrestarlo.

Adaptación
Algunos de estos mecanismos son particularmente obvios: el pelaje, la lana, las plumas y las escamas de muchas criaturas crean una barrera entre el sol y la piel. Estas adaptaciones son tan efectivas que la única vez que realmente fallan es cuando los humanos intervienen. Por ejemplo, los cerdos domesticados, criados para tener menos pelo, son más sensibles al daño solar que sus primos salvajes.
Los animales con piel natural sin pelo y sin escamas deben recurrir a otros métodos de autoprotección. Los elefantes y los rinocerontes no solo tienen pieles más gruesas; también se cubren regularmente con polvo o barro para crear un protector solar rudimentario. Cuando las condiciones son extremas, la mayoría de los animales se retiran a la sombra o se refugian en madrigueras, lo que ayuda a los animales a sobrellevar la situación.
Algunas especies suben la apuesta produciendo una marca única de protector solar a partir de sus propias células. Existen rasgos genéticos en peces, aves, reptiles y anfibios que les permiten producir un compuesto llamado gadusol, que crea protección contra los rayos ultravioleta (UV) en el sol, algo que tienen la mayoría de los vertebrados. Hasta ahora, eso sí, han demostrado que solo el pez cebra es el que usa este compuesto como protector contra los rayos UV. Pero ahora los científicos están investigando cómo los humanos podrían explotar este rasgo para nuestra piel.

¿Por qué no tenemos esta protección nosotros?
¿Por qué nosotros y otros mamíferos no producimos gadusol? No lo sabemos, pero sería interesante averiguar si el pelaje y la piel más gruesa se desarrollaron más adelante en la evolución de los mamíferos.
Para no quedarse atrás, los mamíferos privados de gadusol han desarrollado sus propios mecanismos sofisticados de protección. Se sabe que los hipopótamos secretan un líquido escarlata de sus poros que se parece a la sangre, y no fue hasta el 2004 cuando un grupo de científicos japoneses descubrió que los compuestos de color rojo anaranjado en este líquido de recubrimiento de piel protegían a los hipopótamos de los rayos UV, según el estudio publicado en la revista Nature. Otros animales centran su protección solar en las partes más vulnerables de su cuerpo. Las jirafas, por ejemplo, producen más melanina protectora en la lengua, dándoles un tono más oscuro, porque pasan la mayor parte de sus vidas con la lengua expuesta al sol mientras cogen las hojas tiernas de los árboles para alimentarse.


Entonces, ¿se queman o no?

La respuesta es: Sí. Los mamíferos marinos, y específicamente los cetáceos como las ballenas o los delfines, son una excepción porque no tienen pelaje ni escamas. Un estudio de 2013 publicado en la revista Scientific Reports descubrió signos de quemaduras solares en la superficie de las ballenas tras las horas que pasaron respirando y socializando en la superficie. Pero lo más importante es que también descubrieron que las ballenas tienen mecanismos especializados que les ayudan a contrarrestar estas quemaduras.

Sin evidencia de cáncer de piel en ballenas

Algunas ballenas generan pigmentos que oscurecen y protegen su piel; otras tienen genes que desencadenan una respuesta de estrés protectora en la piel. Incluso hay ballenas que han desarrollado una capa dura y queratinizada que protege la delicada piel que se encuentra debajo.
Desde abrigos protectores, cremas solares hechas para sí mismos, hasta una curación rápida,
estos animales pueden algún día darnos las pistas que necesitamos para salvar nuestra propia piel.

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