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Aunque
la relación sentimental que mantuvo con Wassily Kandinsky de 1902 a
1914 eclipsó en parte su personalidad artística, Gabriele Münter
desempeñó un papel fundamental en el desarrollo del expresionismo
alemán de comienzos del siglo XX. Ambos artistas, junto a Jawlensky
y Marianne von Werefkin, entre otros, fundaron la Neue
Künstlervereinigung München (NKVM) y, poco después, Der Blaue
Reiter (El Jinete Azul), pioneros del expresionismo vanguardista
alemán.
El
retrato siempre sería uno de los temas esenciales de la producción
artística de Münter. Como podemos apreciar en este autorretrato,
fechado hacia 1908, cuando contaba con algo más de treinta años, la
pintora se sintió especialmente interesada en la captación de los
estados de ánimo. Utiliza una estética cercana al impresionismo
tardío, más empastado y expresivo, que anuncia su estilo
expresionista de madurez.
Tras
participar durante 1909 y 1910 en las exposiciones de la Neue
Künstlervereinigung de Múnich, abandonó esta asociación a la vez
que Kandinsky y Franz Marc para participar en las exposiciones y la
creación del almanaque de Der Blaue Reiter. En 1914, con motivo del
comienzo de la Primera Guerra Mundial, Münter se trasladó con
Kandinsky a Suiza y después, ya en solitario, a Copenhague.
La
relación con Kandinsky finalizaría poco después. Concluida la
guerra, Münter regresó a Murnau que sería desde entonces su lugar
de residencia. En 1927 conoció al filósofo e historiador del arte
Johannes Eichner, al que permaneció unida hasta la muerte de éste.
Cuando tras la Segunda Guerra Mundial surgió un renovado interés
por el expresionismo alemán, se comenzó a reivindicar la relevancia
de esta artista.
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