Sin carreteras, con condiciones climatológicas extremas y enclavados en entornos naturales únicos. Lugares que siguen resistiendo al paso del tiempo (y del hombre).
Son
escenarios totalmente aislados, retirados, que han resistido el sino
urbanizador de los tiempos y que, habitualmente, ofrecen una vida
extrema. A veces, ese es precisamente el aliciente para ir a ellos,
como sucede con el cabo Morris Jesup, el lugar más cercano al polo
norte y donde se obtienen valiosas mediciones meteorológicas. Otras
veces pasa todo lo contrario, como en el caso del condado chino de
Medog, donde las condiciones climáticas y los densos bosques
impidieron las visitas hasta la inauguración de una carretera, que
tampoco puede abrir todos los meses del año. Algunos asentamientos,
como el pueblo minero peruano de La Rinconada, obedecen a la búsqueda
de recursos naturales; otros, como la aldea de Supai, son el fruto de
la historia: allí aún reparten el correo en burro, un sistema no
muy distinto al que usarían los indios americanos si aún fuera su
tierra.
Frío
polar
El
cabo Morris Jesup, a unos 700 km del polo norte. A partir de él, no
hay más tierra firme.
Minería
de altura
La
Rinconada, en los Andes, es una ciudad minera situada a 5.100 m de
altitud.
Como
los indios
La
tienda más cercana a la aldea de Supai, en Arizona, está a 96
kilómetros.
Perdidos
en el bosque
Solo
12.000 personas viven en el condado chino de Medog, donde la
carretera es una infraestructura estacional.
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