1896
en
Atenas
(Grecia)
se
inauguraronn
los I Juegos Olímpicos de la Era Moderna,
1.502
años después de su prohibición por el emperador romano Teodosio I.
Compitieron
en ellos 13 países y 295 atletas, 197 de los cuales fueron
griegos —no hubo participación femenina—. Estos
abrieron
el ciclo de los tiempos modernos y,
aunque,
técnicamente existieron lagunas, el calor popular y el entusiasmo
que despertó el acontecimiento sirvió para corregir los errores y
unir a los pueblos; de
hecho,
el
barón Pierre de Coubertin pretendió
así recuperar los ideales deportivos de la Grecia clásica.
Se
clausuraron el 15 de abril.
Atenas
estaba
sumida en una dura crisis pero Coubertin logró su sueño pues
su deseo era recuperar esta tradición.
La realización de los juegos en una Grecia en ruinas se hizo posible
gracias a la aportación económica del griego George Aeroff de un
millón de dracmas que aportaron el capital suficiente para que se
celebraran, aprovechados para la remodelación de los recintos
deportivos. El estadio olímpico —que tenía dos rectas de 192
metros, la antigua medida olímpica de un estadio, y dos curvas
cerradísimas—, restaurado por el gobierno heleno, fue el lugar en
donde se disputaron las grandes pruebas, todas ellas de atletismo,
disciplina que destacó por encima de las demás.
Los
dioses del Olimpo volvían a presidir el cielo de Grecia. Habían
transcurrido 1.502 años desde el decreto de Teodosio el Grande
prohibiendo los antiguos juegos por
tintes de carácter pagano.
Atenas
se
convirtió en
una fiesta desde el amanecer de aquel lunes 6 de abril
(correspondiente
al 25 de marzo del calendario juliano griego). El estadio abrió sus
puertas al mediodía y a las tres de la tarde lo abarrotaron cerca de
70.000 personas, mientras otras 10.000 se ubicaban en las colinas
circundantes.
Según
las crónicas registradas de la historia del deporte olímpico, en
una amplia alfombra roja hizo su entrada la familia real ovacionada
por su pueblo. Un desordenado desfile de los 285 atletas (197 griegos
y 88 de los otros 12 países participantes) abrió la ceremonia
inaugural, aunque los griegos guardaron una formación en bloque y lo
hacían gallardamente.
La
multitud hizo silencio y el rey Jorge I, luciendo su vistoso uniforme
de general, pronunció la frase: "Proclamo abiertos los Primeros
Juegos Internacionales de Atenas, que celebran la primera Olimpíada
de la Era Moderna".
EL
DATO
El
primer ganador fue James B. Connolly, quien con un extraño estilo,
se impuso en salto triple
con una marca de 13,71 metros.
El
ganador de más medallas fue el alemán Carl
Schuhmann,
que ganó tres oros en gimnasia y uno en lucha; también participó
en atletismo y halterofilia.
Pero
la estrella de esa edición inaugural fue un griego,
Spiridon Louis,
vencedor de la prueba de maratón.
Esta carrera se disputaba por primera vez en la historia, en memoria
del soldado ateniense Filípides, que en el año 490 antes de Cristo
corrió los 40 kilómetros que separaban la llanura de Maratón de la
ciudad de Atenas para informar de la victoria del caudillo Milciades
sobre las tropas del rey de Persia, Darío I, antes de caer al suelo
y morir.
Spiridon
Louis cubrió la distancia en dos horas, 58 minutos y 50 segundos y
recibió por su victoria, además de la
medalla de plata y la corona de olivo con
lo que en esos Juegos se premió a los campeones, unos viñedos en
los que vivió hasta su muerte en 1940.
Estados
Unidos
ganó el medallero final de esta primera edición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario