Maria
Cecilia Sophia Kalogeropoulos, hija de inmigrantes griegos, conocida
por su nombre artístico Maria Callas, fue una gran
soprano griega
considerada la mejor cantante de ópera del periodo de posguerra.
Capaz
de revivir el bel canto en
su corta pero importante carrera, fue
llamada
(como antes la célebre
Claudia Muzio)
«La
Divina»
por su extraordinario
talento vocal y actoral. Aún
hoy genera controversia su peculiar voz, de registro amplio y que
unida a su dominio de la técnica, le permitió cantar roles desde
soprano ligera (Lakmé, Semiramide, Gilda)
a los dramáticos (Brünnhilde, Lady Macbeth)
incluso de mezzo (Carmen, Dalila),
y alternar entre personajes de coloratura ágil y dramáticos pesados
con éxito. También recordada por rescatar diversos personajes de la
ópera en su esencia dramática y expresiva, incluso del olvido.
Su
nombre está asociado en la memoria colectiva a Arsitóteles Onassis,
el gran amor de su vida.
Convertida
en un mito
que sobrepasa con mucho el estrecho círculo de los amantes de
la ópera,
a ello han contribuido, sin duda, su portentosa voz, capaz de los
matices y colores más insospechados, y su personal forma de abordar
la interpretación de los personajes en escena. Verista, sensual y
moderno, su estilo revolucionó los usos y costumbres de los grandes
divos y divas de su época, mucho más estáticos en sus movimientos.
También ayudaron a la gestación del mito, en buena medida, su
desdichada vida privada y su prematura muerte.
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