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¿QUÉ ES LA ‘NAVAJA DE OCKHAM’?


Este principio filosófico-lógico establece que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”.
La llamada ‘navaja de Ockham’ o ley de la parsimonia es un principio filosófico enunciado por el erudito Guilllermo de Ockham, monje franciscano y filósofo del siglo XIV que defendía el principio, de forma resumida, por el que la explicación más sencilla suele ser la correcta. Esta ley se popularizó mucho con el paso del tiempo y ha acabado aplicándose en campos muy variados como la economía o el método científico.
Según la mitología griega, Hades secuestró a la joven Perséfone para convertirla en su esposa y su madre, Deméter, se pasó meses buscándola y sin poder cumplir su función germinadora. Como la ausencia de Perséfone impedía que Deméter realizara su trabajo y provocaba la muerte de todas las plantas, Zeus decidió permitir el regreso de la entonces reina del inframundo de forma que Hades la tendría a su lado medio año y Deméter el otro medio. Así explicaban los griegos el cambio de las estaciones y el paso de la primavera (cuando Perséfone vuelve con su madre) al invierno (cuando está con Hades). Para Guillermo de Ockham, esta explicación sería demasiado complicada y enrevesada por lo que optaría por “cortar” todos los elementos sobrantes y explicar el cambio de estaciones en función de la posición de la Tierra respecto al Sol.
Guillermo de Ockham planteó su principio a través de la expresión latina “pluralitas non est ponenda sine necessitate” (literalmente “la pluralidad no debe postularse sin necesidad”). De forma muy simplificada, Ockham buscaba decir que ante dos teorías en igualdad de condiciones sobre un mismo fenómeno, la más sencilla tiene más posibilidades de ser la correcta. También puede interpretarse como un intento de no generar o considerar más alternativas de las necesarias. Así, el uso de la navaja como metáfora hacía referencia al empeño del filósofo por eliminar o cortar todas aquellas ramas que sobraban, dejando solo la “rama” más firme.
Hay que tener en cuenta que esta teoría no es irrefutable ni mucho menos sirve para determinar las explicaciones correctas de un fenómeno científico. La navaja de Ockham busca simplificar el proceso y señalar la lógica que reside en la elección de la postura más sencilla siempre que esté en igualdad de condiciones con las demás. Así, una teoría simple pero con pocas evidencias no debería ser elegida antes que una más compleja pero respaldada por pruebas suficientes. Aunque Ockham fue quien popularizó este planteamiento debido al frecuente e inteligente uso que hizo de él, otros pensadores previos como Durán de San Porciano ya habían utilizado principios similares.

Ockham, el monje nominalista

Guillermo de Ockham nació en 1285 en una localidad del sureste de Inglaterra que le da nombre. Hay poca información sobre los años de su infancia y juventud salvó que ingresó muy joven como miembro de la orden franciscana y en un momento en el que el debate sobre el estilo de vida cercano a la pobreza promovido por San Francisco de Asís estaba en auge. El joven Guillermo comenzó a estudiar el campo de la lógica y lo desarrolló a lo largo de toda su vida ya que consideraba que el estudio de los términos era necesario para la correcta comprensión de las demás ciencias.
Estudió en la Universidad de Oxford, donde sus opiniones y teorías le valieron la enemistad de las autoridades teológicas e impidieron que se graduara en teología, por lo que permaneció como un estudiante. Siguió formándose en numerosas instituciones de Inglaterra y viajó a Avignon, Francia, llamado por el mismísimo papa. La obra de Ockham y la compleja visión que tenía de la realidad y la religión hicieron de él un filósofo-teólogo especialmente lógico. Sus teorías, influidas por el trabajo de Aristóteles, combinaban una racionalidad desbordante que diferenciaba las evidencias y los grados de probabilidad y la importancia de Dos al determinar la salvación de los hombres.
La obra más importante de Ockham fue su Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo. Ockham también ha pasado a la historia como uno de los principales teóricos del nominalismo, una escuela del pensamiento que niega que conceptos universales como “padre” tenga una realidad aparte de los objetos o seres individuales a los que se designa con estos términos universales o generales. Como curiosidad, Umberto Eco se basó en Ockham para crear a Guillermo de Baskerville, el monje protagonista de El nombre de la rosa.

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