La
novela de Bram Stoker sobre el mítico conde vampiro fue presentada
en una lectura teatral antes de su publicación.
Obra
maestra de la novela gótica, del género epistolar y de la
literatura
fantástica y de terror, Drácula
introdujo en el imaginario colectivo uno de los personajes más
imperecederos y populares de la cultura universal: el conde de
Transilvania que se alimenta de sangre humana, el vampiro
más famoso de todos los tiempos.
Su autor, el escritor irlandés Bram
Stoker (1847-1912),
halló la inspiración, al parecer, en las conversaciones que mantuvo
con un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry, que le dio a
conocer la leyenda de Drácula y también a la figura
histórica en que ésta se basa: Vlad Drăculea, también llamado
Vlad
Tepes
(el Empalador, en rumano) o Vlad III.
La extrema crueldad de este príncipe
del siglo XV
originó mitos y fábulas que le atribuían cualidades diabólicas,
vampíricas y sobrenaturales.
Con
este material, Stoker creó un original relato –construido a base
de cartas, diarios y otros documentos de los personajes– en el que
no sólo sentó las bases de la literatura de vampiros moderna, sino
que también abordó tangencialmente asuntos como la reprimida
sexualidad femenina de la era
victoriana
o el colonialismo
del Imperio
Británico.
La novela se publicó el 26 de mayo de 1897 y enseguida se convirtió
en un gran éxito, que ha continuado hasta nuestros días con
multitud de reediciones en todos los idiomas y numerosas adaptaciones
cinematográficas:
las más emblemáticas, la de 1931,
dirigida por Tod Browning y con Bela Lugosi
en el papel del conde, y la de 1958,
dirigida por Terence Fisher y con Christopher Lee;
la más fiel al libro, la de Francis
Ford Coppola (1992).
Pero
antes que en forma de película, e incluso que de texto impreso,
Drácula
fue presentada en un teatro.
Stoker, abogado de formación, compaginaba su dedicación a la
literatura con otros dos trabajos: funcionario en el castillo de
Dublín y crítico teatral para el Dublin
Evening Mail.
Fue gracias a esta última labor como entró en contacto con el actor
y empresario Henry Irving, que lo contrató en 1878 como gerente del
Lyceum Theatre de Londres. Y allí, el
18 de mayo de 1897, ocho días antes de que se publicara, la novela
fue leída por la compañía de actores del Lyceum
ante un público selecto. Esta lectura dramatizada fue, por tanto, la
primera aparición documentada del siniestro y elegante conde
Drácula.
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