Te
contamos el origen de algunos dichos populares muy comunes, y te
desvelamos otras expresiones curiosas. ¡Cada idioma es un mundo!
Las
borracheras son diferentes según el país
O,
al menos, lo que hacemos cuando las padecemos. En España “dormimos
la mona”,
pero los noruegos 'conducen la cama' (frase, en verdad, muy acertada
cuando uno se tumba y todo le da vueltas) y, en el mismo sentido, los
polacos 'tienen un helicóptero'.
Llueven gatos y perros
Aquí
“llueve
a cántaros”
o “caen
chuzos de punta”,
pero en Inglaterra llueven gatos y perros. No se sabe a ciencia
cierta el origen de esa curiosa
expresión,
aunque uno muy probable nos remonta a la vieja Inglaterra
del
siglo XVII, cuando las lluvias torrenciales arrastraban toda clase de
porquerías acumuladas en las calles, incluyendo los cadáveres de
animales callejeros.
Todos colgamos y tiramos cosas
“Tira
los guantes en el gancho” es una expresión finlandesa que te pide
que te des por vencido. Y en Italia la expresión es más amplia, ya
que se puede tirar cualquier cosa con el mismo significado. En
realidad, es un dicho
que
proviene de la época de los gladiadores
romanos,
pero que ahora lo podemos aplicar a cualquier deporte o profesión:
“colgar las botas” cuando uno deja de jugar al fútbol, “cortarse
la coleta” en el caso de los toreros, etc.
Las
paredes tienen oídos
¿Sabías
que esta expresión, que se usa en muchas partes del mundo como
Brasil, España, Alemania y Polonia, tiene su origen en el Museo
del Louvre de París?
Y es que Catherina
de Medici
mandó construir en sus paredes un conducto que le permitía escuchar
las conversaciones de sus oponentes.
¿Y por qué salimos del armario?
Pues
porque en el siglo XIX – y también en la actualidad-, los armarios
eran el lugar perfecto para esconder cosas. Eso sí… en aquella
época, esas 'cosas' podían ser de lo más variopintas, ¡incluso se
escondían personas enfermas y cadáveres! En los años 60 fue cuando
se popularizó la expresión “salir
del armario”
como referencia a liberarse de una carga, y ahora casi todo el mundo
la asocia al momento en el que una persona homosexual deja de
esconder su condición y, en cierto modo, se libera.
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