¿Cuál
es el origen de esta de expresión? La Guardia Civil y su fundación
en el siglo XIX por el duque de Ahumada tienen mucho que ver con esta
frase.
La
expresión "leer la cartilla" es sinónimo de reconvenir,
reprender o echar la bronca a alguien si no cumple como corresponde.
Procede de los tiempos de
la fundación en 1844 de la Guardia Civil por Francisco Javier Girón,
duque de Ahumada,
quien se encargó de elaborar un reglamento militar que inculcase a
los futuros guardias los valores del cuerpo. Así nació la cartilla,
un manual que recogía todas las normas disciplinarias, incluidas la
obligación de afeitarse tres veces a la semana, limpiarse las uñas,
mantener correctamente la higiene,
no perder ningún botón ni corchete del uniforme
o
no usar palabras malsonantes o palabrotas.
Periódicamente, los mandos leían
la cartilla en público a los guardias y
comprobaban que cumplían el reglamento. No hacerlo era motivo de
sanción o hasta de expulsión del cuerpo.
Desde
entonces, la expresión leer
la cartilla fue
empleada en la vida diaria cuando hay que recordarle a alguien sus
obligaciones o regañarle si se las ha saltado. Curiosamente, en
inglés existe una expresión parecida
y con el mismo significado: to
read the Riot Act
(leer
la Ley Antidisturbios). El Riot
Act
fue una ley de huelga y reunión promulgada por el Parlamento
Británico en 1700 que tenía que ser leída en voz alta a los
trabajadores para prevenir tumultos y asambleas.
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