CICATRIZ
de SARA MESA
Sinopsis:
Sonia conoce a Knut en un foro literario de internet y, a pesar de
los setecientos kilómetros que los separan, establece con él una
particular relación marcada por la obsesión y la extrañeza. Entre
la atracción y la repulsión, no puede evitar sentirse fascinada por
este personaje insólito y perfeccionista, que vive fuera de toda
norma social y que la corteja a través de suntuosos regalos robados.
Su necesidad de poner distancia cuando Knut se vuelve demasiado
absorbente, pero también su irrefrenable curiosidad y el ansia de
vivir experiencias más allá de una existencia excesivamente
reglada, llevarán a Sonia a una doble vida secreta en la que quedará
atrapada durante años sin posibilidad de exculparse.
Cicatriz
no es sólo una inquietante historia de amor descompensado
protagonizada por dos seres muy distintos pero a la vez
complementarios, es también una reflexión sobre la sociedad de
consumo y los robos a gran escala en grandes almacenes, la sumisión
y el poder, la anulación del deseo y la carnalidad, el refugio de la
infancia, la fantasía como alternativa, la culpa y la expiación, la
escritura y la vocación literaria.
En
esta novela apenas hay exteriores ni demasiada acción: todo sucede
en el ámbito interior de los personajes, en la repercusión que en
sus vidas tiene una relación virtual que desata emociones y
sentimientos desconocidos en Sonia.
Sara
Mesa potencia su capacidad para hurgar en los repliegues de la
conciencia y para mostrar el revés de algo y destriparlo. Resquiebra
las opacas pantallas de que se reviste la gente y con las que se
disimula o falsea, la meticulosa y pautada gradación con que se
traza y despliega un proceso de desenmascaramiento que al final
alumbra heridas incurables, propósitos torcidos, encanijamiento
moral y una insaciable “sed de mal” como única respuesta a las
humillaciones y los fracasos.
En
esta historia, lo que parece una relación exenta de intereses
espurios, impulsada únicamente por la curiosidad y las afinidades
electivas en torno a la literatura, acaba en una verdadera pesadilla
para una Sonia cuya vida, con el paso del tiempo, aspira a cierta
tranquilidad convencional (se casa, tiene un hijo). En esa vida poco
o ningún sentido tienen ya las confidencias intercambiadas con Knut,
que acaba revelándose como un personaje insondable, desmesurado en
más de un sentido y sobre todo en la sutileza con que ejerce su
poder, convencido como lo está de que todo se rige y basa conforme a
transacciones. De ahí el perverso refinamiento a la hora de dar otra
vuelta de tuerca si percibe desfallecimiento o desgana o hastío en
Sonia, que pugna por librarse de una relación cada vez más
opresiva, atrapada entre la fascinación y la repulsión, porque
“cuando todo parece desgastarse por la costumbre, llega una
novedad”. Y entonces, ¿dónde está el fin?.
En
una atmósfera que evoca los laberintos carcelarios de Piranessi y la
asfixia del subsuelo dostoievskiano, Sara Mesa nos asoma a un mundo
donde anidan la impostura, el acoso que nace del desdén y el
desprecio, la provocación implacable, la turbiedad que acabará
concretándose en dinero, la sumisión ante el poder, la culpa y su
obligada expiación… un mundo que el lector reconoce de inmediato,
porque es el nuestro, el de la sociedad de consumo... y del
espectáculo.
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