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CINCO RAZONES PARA LEER A BENITO PÉREZ GALDÓS

Son muchos los motivos que hacen que leer las novelas, cuentos y obras de teatro del maestro del Realismo español merezca la pena.
Benito Pérez Galdós es uno de esos autores que forman parte de la historia de su país. No solo porque su nombre es un imprescindible en las clases de Lengua y Literatura de todas las generaciones, sino porque su obra logró traspasar los límites que el papel y los escenarios le imponían y se ha convertido en un pedacito del alma mater, de la esencia, de España.
Canario de nacimiento, encontró el amor en la pluma como un panadero lo encuentra en su pan recién horneado cada mañana. Ya fuera como periodista, ensayista, dramaturgo o novelista, Galdós cosechó un más que considerable éxito en su momento y el paso del tiempo no ha hecho más que acrecentarlo, permitiendo comprender su grandeza e importancia dentro del panorama literario nacional y del internacional ya que la obra de Galdós está a la altura de la de Balzac, Flaubert, Dickens o Dostoiewski. Pero igual que El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes es una obra maestra de la literatura española que mucha gente sigue sin haberse leído, lo mismo pasa con títulos de Galdós como los Episodios Nacionales o Fortunata y Jacinta.
A cien años de la muerte del maestro del Realismo en España, os damos cinco razones por las que la obra de Benito Pérez Galdós no debería faltar en ninguna biblioteca.

Es la mejor crónica de su tiempo

Galdós decidió dejar ignorar las características del movimiento romántico y, en vez de centrarse en la imaginación y lo irreal como una forma de abstraerse del mundo, poner todos sus esfuerzos en realizar un retrato completo de la España que le tocaba vivir. Puede que el mejor ejemplo de esta tendencia tan suya sean los Episodios Nacionales, esas novelas históricas que narran los principales acontecimientos del país desde 1805 hasta 1873 pero no son los únicos. La forma de hablar de los personajes y las descripciones de sus costumbres y de los lugares por los que pasaban (no olvidemos el mapa que Galdós hizo de Madrid a través de sus obras) son un espejo perfecto de lo que sus ojos contemplaban día a día.

Hay para elegir

Galdós llegó a Madrid con 19 años y con la intención de estudiar Derecho pero pronto, animado por Francisco Giner de los Ríos, vio que su futuro pasaba por la escritura y no por la legislatura. Desde entonces dedicó su vida a escribir y lo hizo a través de todo tipo de estilos y géneros.
Si bien sus trabajos más conocidos son sus novelas (en las que principalmente se pueden distinguir históricas y contemporáneas), Galdós escribió obras de teatro que fueron aplaudidas hasta la saciedad en sus estrenos, brillantes ensayos (mención especial para su discurso de ingreso en la Real Academia Española), cuentos y artículos periodísticos. Si se busca una perspectiva más personal del autor, las cartas entre Galdós y Emilia Pardo Bazán resultan muy interesantes y permiten conocer a estas dos grandes mentes en un contexto distinto a lo habitual.

Sus textos siempre tienen rostro humano

En sus textos, Galdós trasladó el foco de atención hacia personas normales y corrientes. En Trafalgar, por ejemplo, la acción de la batalla naval es narrada a través de los ojos de un joven grumete en vez de desde la perspectiva de un militar de carrera. Pero no se trata solo de que los protagonistas sean personajes anónimos, sino que siempre se construyen basados en una complejidad tan humana que uno termina la obra conociendo a la perfección a ese personaje. El autor representa sus manías, forma de hablar y pensamiento y otorga una calidad humana envidiable a sus personajes.

Es tan afilado como entretenido

Este apartado lo vemos desarrollarse y alcanzar su máximo exponente conforme Galdós llega a su madurez como escritor, pero es apreciable desde sus primeros textos. La obra del canario esconde una crítica social en absoluto forzada, que fluye a través de las descripciones de la sociedad del momento y de sus personajillos y de la que, en muchas ocasiones, el lector no se percata hasta haber terminado la obra. La complejidad de sus novelas se desmonta en capas de subtexto que uno va desentrañando de forma inconsciente conforme avanza en la trama, como piezas de un rompecabezas que Galdós va entregando y que solo cuando se ha terminado permite ver la imagen completa.

Su obra es de dominio público

Hay autores cuyos textos son de difícil acceso o directamente inaccesibles, pero no así los de Galdós. El peso de este artista ha asegurado la conservación y amplia difusión de sus trabajos haciendo no solo que sea fácil encontrarlos en cualquier librería, sino que estén a disposición del público general a través de distintas instituciones como la Biblioteca Virtual del Instituto Cervantes, la Biblioteca Digital Hispánica o la Casa Museo Pérez Galdós.

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