MEGALÓMANO,
NA
Del
gr. μεγαλο- megalo-,
de
μέγας mégas
'grande'
y ‒́mano.
2.
adj. Que
se comporta como si tuviera una posición social y económica muy
superiores a las reales.
©
Real Academia Española
MEGALOMANÍA
Cuando
nos enfrentamos a actos o proyectos grandiosos que exceden nuestra
capacidad de comprensión, y en especial cuando asistimos al declive
o a la derrota de quienes los concibieron, ponemos en tela de juicio
su salud mental y decimos que esos tales son víctimas de un síndrome
de megalomanía. Eso se dijo de Napoleón cuando tras las
primeras derrotas se inició el declive de su grandioso proyecto
europeo. Eso mismo se dijo de Hitler cuando estaba ya acorralado y
saltaron a la luz de la opinión pública las tremendas barbaridades
con que se acompañó en la retaguardia el avance fulgurante de las
tropas del Tercer Reich. Y eso mismo cabe decir del grandioso
proyecto de destrucción del mundo occidental, compartido por una
amplia plataforma integrista islámica y liderado por Osama Ben
Laden. El día que conozcamos el proyecto en toda su extensión, nos
ratificaremos aún más en el diagnóstico.
La megalomanía se
define en psiquiatría como la sobreestimación delirante de las
propias capacidades. Delirio de grandezas; convicción irracional de
la propia riqueza, fama o poder. No es una enfermedad por sí misma
mientras no alcanza el nivel de delirio, de obsesión, de carácter
claramente patológico. Y cuando alcanza estos niveles es tan sólo
un elemento más en el síndrome de enfermedades mentales graves. En
una sociedad que tiende a la depresión, unas dosis razonables de
autoestima, que le acerquen a uno a su propia realidad, ayudan lo
suyo. Pero cuando adquieren la misma intensidad que las depresiones,
pero en el polo opuesto, y no digamos si se alternan con éstas,
constituyen un serio peligro no sólo para el que sufre estos accesos
de delirio, sino para todo el entorno que los ha de sufrir.
La
palabra megalomanía es de creación muy reciente; no
existe por tanto en griego ni en latín. Está formada, muy bien
formada por cierto, a partir de dos lexemas griegos: megaV (mégas),
que significa grande; y mania (manía) =
locura. Sobre el primer elemento conviene decir que el
prefijo mega (méga),
que en informática se ha convertido en sustantivo (unidad de
medida), y que hallamos consolidado en palabras como megáfono,
megalítico, etc., se usa con mucha facilidad para componer nuevas
palabras, en competencia con el prefijo macro- (de makroV /makrós =
grande), de carácter más dimensional. Ahora bien, la raíz completa
es megal (megal-),
que aparece ya en el genitivo: megaloV (megalós).
Y así podemos interpretar megalo-manía como manía,
locura o delirio de grandeza. Si se hubiese formado el
término a partitr del nominativo, tendríamos mega-manía, que
obviamente induciría a traducirlo como “gran manía”. En rigor
para el concepto de grandeza el griego usa el término megeqoV
(méguezos);
por eso hay que entender que el valor “grandeza” se obtiene del
adjetivo “grande” a partir del neutro: “lo grande”. Bien está
compuesto así el término, porque es muy inteligible. Si en vez de
ser el que es, hubiese sido “méguezomanía”, no hubiese hecho
fortuna.
En
cuanto a mania (manía),
en griego tiene un significado más intenso que en español:
demencia, humor sombrío, humor negro (atrabiliario). Y en el plano
religioso, delirio profético, inspiración divina, arrebato místico.
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