
Los
egipcios
y los griegos
creían que
los
estornudos eran una advertencia divina.
Se consideraban buenos si eran por la tarde, malos si se producían
por las mañanas, y era una terrible señal si alguien estornudaba al
levantarse de la cama o de la mesa. Nada bueno se podía augurar a los
que estornudaban por el lado izquierdo, mientras que hacerlo por la
derecha se consideraba favorable. Los griegos solían decir...