Hasta
el momento existían dos teorías para explicar que los simios no
hablen y los humanos sí. Por un lado que su anatomía no se lo
permitiese, es decir, que sus cuerdas vocales no estuvieran
preparadas para emitir tantos sonidos como los humanos. Y por otra
parte que su cerebro no estuviera igual de desarrollado para el habla
que el humano y que no pudiera emitir dichos sonidos. Pues bien,
gracias a una investigación reciente los científicos han podido
comprobar que se debe a lo segundo, a que
su cerebro es lo que les impide hablar como nosotros.
Tal
y como explica Asif Ghazanfar, profesor de psicología del Instituto
de Neurociencias de Princeton y autor principal del estudio, "ahora
nadie puede decir que la anatomía vocal es lo que evita que los
monos hablen. Tiene que ser algo relacionado con el cerebro".
Es decir, los macacos tienen el instrumento acústico perfectamente
creado para emitir palabras, pero no saben usarlo, su cerebro no se
lo permite.
Para
llegar a esta conclusión, Ghazanfar y su colega Tecumseh Fitch,
profesor de biología cognitiva en la Universidad de Viena en Austria
utilizaron
vídeos de rayos X para capturar y analizar los movimientos
de las diferentes partes de la anatomía vocal de un macaco. En
varios comportamientos relacionados con el lenguaje y la cara los
científicos analizaron la lengua, los labios y la laringe. Todos los
datos recogidos fueron a parar al Laboratorio de Inteligencia
Artificial VUB de Bruselas, donde el científico Bart de Boer lo
transformó en
un modelo informático que predice y simula el rango vocal de un
macaco
basado en los atributos físicos registrados por los rayos-X.
En
realidad esta investigación es mucho más importante de lo que
muchos puedan suponer, pues muestra que la capacidad anatómica para
realizar distintos sonidos, como lo hacemos con el habla, estuvo
presente desde hace mucho tiempo. Y de hecho esto
es útil para comprender el punto de partida en la evolución del
lenguaje.
Todavía
queda mucho camino para descifrar cómo funciona exactamente nuestro
órgano pensante. Y es que como apunta el propio Ghazanfar, "ahora,
la pregunta interesante es: ¿qué hay en el cerebro humano que lo
hace especial?".
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