Conseguir
autoabastecerse de comida en el espacio es uno de los grandes retos a
alcanzar para mejorar las condiciones de los vuelos de larga
duración. Por eso, el proyecto "Un invernadero en el espacio"
estaba encaminado a determinar si es posible cultivar
plantas a partir de semillas en un entorno de microgravedad dentro
del espacio.
Este experimento se realizó simultáneamente en la Estación
Espacial Internacional (ISS),
en diferentes escuelas europeas y en la simulación del viaje a Marte
llevada a cabo por los tripulantes de Mars500.
Debido
a que por razones de seguridad no se puede llevar materia orgánica a
bordo, las semillas crecían en perlita. A este sustrato inerte se le
añaden fertilizantes que proporcionan a las plantas todos los
nutrientes necesarios para crecer. Además, el invernadero espacial
tuvo que desarrollarse de manera que tanto las semillas como el
sustrato se mantuvieran en el interior de una cámara y no salieran
volando. El agua, un bien preciado en el espacio, se introducía
mediante una jeringuilla conectada a una bolsa de agua potable
especial.
Desafortunadamente,
el experimento espacial tuvo que interrumpirse, ya que creció moho
en torno a la perlita en la que habían germinado las primeras
semillas. Los tripulantes de Mars 500 tuvieron mejor suerte:
consiguieron hacer crecer las plantas hasta su maduración e incluso
obtuvieron nuevas semillas. Todavía habrá que seguir mejorando las
técnicas de los jardineros espaciales, pero mientras tanto, estas
pruebas son una excelente excusa para aproximar a los escolares a la
ciencia de una manera interesante y diferente.
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