Solemos emplearla cuando la luz y el calor del día son tan intensos que resultan insoportables. Hay dos teorías sobre el origen histórico de esta frase.
Cuando
el sol aprieta o pega muy fuerte, es habitual en España decir que
"hace un Sol de justicia".
La imagen que evoca esta expresión es inmediatamente reconocible
para todos: temperaturas tan altas y luminosidad tan intensa que el
ambiente se vuelve agobiante, insoportable, irrespirable... Pero lo
que es menos evidente es el origen histórico de la frase en sí.
Hay dos posibles explicaciones o teorías:
según la primera de ellas, la
expresión procedería de la Biblia,
y en concreto del Libro
de Malaquías,
y tendría un sentido apocalíptico; según la segunda, provendría
de la Edad Media y aludiría a los llamados "juicios divinos",
en los que se sometía a tormento al reo dejándolo durante horas o
días expuesto a un Sol abrasador.
El
Libro
de Malaquías
es uno de los libros de los profetas en el Antiguo Testamento de la
Biblia cristiana y también forma parte del Tanaj o Biblia judía.
Sobre la identidad de su autor no hay ningún dato cierto. Aunque el
apelativo Malaquías ha sido considerado como un nombre propio, no
está muy claro que aluda a una persona concreta, ya que en hebreo
malaki
significa "mi mensajero", "mi enviado" o "mi
ángel"; el judaísmo identifica a Malaquías unas veces con
Mardoqueo y otras con Esdras. Lo que sí ha determinado la
historiografía es que el
texto fue redactado hacia el año 460 a.C.
y en el capítulo dedicado al triunfo de los justos en el Día de
Yahvé (el Juicio Final) se lee: "Pero a vosotros, los adeptos a
mi Nombre, os alumbrará un Sol de justicia...". Es decir, que
esa luz cegadora sería el Sol de la justicia divina en el
Apocalipsis.
Palabra
de inquisidor
Sin
excluir la posibilidad de que la frase se inspire en ese pasaje
bíblico, está también documentado, en efecto, que una
de las torturas que aplicaba la Inquisición a los reos, desde la
Edad Media y en siglos posteriores, era la de dejarlos al Sol largo
tiempo
sin ningún tipo de protección, alimento ni bebida. Era
parte de los "juicios divinos" o "justicia divina",
por lo que no es descabellado deducir que fuera a partir de entonces
cuando la expresión "un Sol de justicia" entrara a formar
parte del acervo popular.
En realidad, este castigo no era nuevo: la costumbre de condenar a
cierto tipo de reos (prisioneros de guerra, mujeres adúlteras,
etc.), inmovilizados con cepos y cadenas, a una cruel y prolongada
exposición al Sol es muy antigua y existió en muchas culturas.
Dicho
tormento buscaba a veces sólo el escarnio público de las víctimas
y otras su muerte, pero lo cierto es que casi todas eran incapaces de
resistirlo y morían a causa de las terribles quemaduras o la
deshidratación.
Esta práctica se dio desde la Antigüedad en todas las
civilizaciones que rendían culto al Sol
como un dios: los
sumerios (el
dios Utu), los
acadios
(Shamash), los
griegos
(Helios), los
incas (Inti),
los
muiscas
(Xué), los
mexicas
(Tonatiuh) y, por supuesto, los
egipcios.
En Egipto, el culto al Sol prevaleció durante siglos y su poder se
asoció a numerosos dioses: Horus, Ra, Uadyet, Sejmet, Hathor, Nut,
Isis, Bat, Menhit y Atón. Todo un "alto tribunal" que,
también entonces, impartía el "Sol de justicia" a sus
pobres víctimas.
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