Este
mes leemos “Un día perfecto” de Melania G. Mazzucco.
Roma,
una noche de mayo. La policía está a punto de irrumpir en un
apartamento de la calle de Cario Alberto: se han escuchado disparos,
gritos de auxilio. Tal vez sea una falsa alarma, o se acabe de
consumar un crimen atroz, intolerable. Un flashback
de
veinticuatro horas y un nutrido grupo de personajes, a los que se
sigue casi minuto a minuto, nos hacen partícipes de un día lleno de
acontecimientos, pero que no parece diferente a tantos otros. Camilla
cumple siete años, Zero hace estallar su primera bomba, Emma pierde
su trabajo, Elio pronuncia un discurso equivocado en un mitin
electoral, Valentina se hace un piercing
en
el ombligo, Maja encuentra la casa de sus sueños, Sasha celebra el
décimo aniversario con su amante, Antonio ve a su esposa por última
vez y alguien carga su pistola con siete balas, más otra en la
recámara. Mientras sus caminos se entrecruzan en el gran escenario
de una Roma frenética y sorprendente, y la tensión se va
acumulando, sus vidas parecen destinadas a estallar en mil pedazos.
Pero un mínimo gesto, una única palabra, podrían desviar el
sentido de la trama y cambiar el final.
Novela
coral que se lee hasta quedarse sin aliento, fresco social rico en
ironía y piedad, fotografía de grupo de una nación, esta crónica
de un día aparentemente insustancial en una gran ciudad de hoy es
una inmersión total en la realidad que nos rodea. Una historia de
amor y desencanto, de colegio y trabajo; una noticia de primera
página y un escalofriante caso de la sección de sucesos. Pero Un
día perfecto
es sobre todo la anatomía de una familia: de chicas y niños, de
hombres y mujeres, de madres y padres, de hijos e hijas -escenas de
un matrimonio con el que todos nosotros, para bien y para mal,
podemos identificarnos-.
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