Refrán contra las excusas que suelen empezar con "Yo creí que... " o "Yo pensé que...", indicando que quien pronuncia esta expresión no las acepta pues piensa que quien las da debía estar más avezado en el asunto. Creíque y Penseque serían la personificación de estas excusas a las que se da un final definitivo (la horca).
En esta búsqueda de refranes, dichos y sentencias que han servido como título a alguna obra literaria (en la que gana por mayoría el teatro de Tirso de Molina), nos encontramos con esta sentencia en relación con la obrita “El castigo del Penseque”, que según se rumorea en la prensa amarilla y de cotilleos de nuestra literatura (que también la hay) costó a su autor el destierro al monasterio de Estercuel, por sentirse aludida y ofendida alguna familia noble (la de los Girones, en este caso). Si bien la realidad fue que el pobre Tirso sufrió bastante por su "manía" de escribir, cosa que no parecía gustar a sus superiores.
Vamos
a lo que nos interesa: el sentido de este dicho, usado como
conclusión ante quien pone como excusa el "Es que creí que...,
pensé que..." para justificar una equivocación.
Ya
sabemos cuántas veces nos avisa el refranero de la importancia de la
prudencia antes de actuar, por tanto, ni sirven como excusa ni eximen
del castigo.
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