El
ensayista y escritor franco-argelino fue uno de los grandes teóricos
del existencialismo y del absurdismo que desarrolló a través de su
extensa obra.
Albert
Camus nació en Mondovi (Argelia)
el
7 de noviembre de
1913.
Siendo un pied-noire,
nombre coloquial y despectivo por el que se conocía a los colonos
franceses que se iban a vivir a Argelia, nació en el seno de una
familia muy pobre y los problemas económicos le acompañarían
durante gran parte de su vida. Al empezar la Primera
Guerra Mundial,
su padre fue reclutado para luchar en Francia y murió a causa de las
heridas que sufrió durante la primera batalla del Marne. Albert
ni siquiera había cumplido el año y su madre tuvo que hacerse cargo
de él trabajando como limpiadora del hogar.
Un
programa de ayuda para hijos de soldados muertos en combate le
permitió acceder a sus primeros libros y estos
despertaron el increíble intelecto del joven Camus.
Su juventud la pasó en uno de los barrios más pobres de Argel y
encontró un refugio en la lectura y en el fútbol,
deporte que practicó como miembro del equipo Racing Universitaire
d´Alger y que según él mismo le aportó grandes enseñanzas para
la vida en sus primeros años. A
los 17 años enfermó de tuberculosis
y durante su convalecencia empezó a leer a filósofos como Søren
Kierkegaard y Friedrich
Nietzsche y
grandes autores del mundo helenístico como Epicteto. Su contacto con
estos autores marcaría profundamente su pensamiento y le llevaría a
cursar estudios de Filosofía y Letras.
A
los 25 años decidió mudarse a París,
donde terminaría trabajando como periodista. En
esta época comenzó a militar en el Partido Comunista pero fue
expulsado
debido a las discrepancias que surgieron en cuanto a la dirección y
las medidas a tomar por el partido. Durante la Segunda Guerra Mundial
se une a la Resistencia
Francesa
contra la ocupación nazi y participa en el diario clandestino
Combat,
del cual acaba siendo editor. Es
precisamente durante el conflicto cuando Albert Camus escribe algunos
de sus primeros grandes trabajos.
Existencialismo
y absurdismo
Filósofo,
ensayista, dramaturgo y escritor.
El autor franco-argelino desarrolló su pensamiento en todas sus
obras de forma simultánea, por lo que estas se entienden mejor si se
ven como un conjunto en el que la teoría (ensayos) y los casos
prácticos (novelas) se correlacionan.
El
existencialismo
fue un pilar clave en la filosofía de Camus. Esta teoría nace del
desapego y la desilusión del ser humano con el mundo, poniendo en
duda principios universales considerados absolutos durante siglos y
llegando a la conclusión de que no
se puede buscar un sentido a la vida porque esta no tiene ningún
sentido o propósito mayor.
Así, el existencialismo niega que haya dioses y reniega de las
creencias religiosas que se edifican sobre la promesa de un plan
divino del que todos formamos parte. Mientras algunos llevaban esta
desilusión al extremo con el nihilismo, otros se acercaban al
absurdismo y planteaban
que ya que nada tiene sentido (todo es absurdo), cada uno puede
buscar su propio sentido a la vida.
Camus
empieza a ganarse un nombre en 1942 cuando publica El
extranjero,
novela corta en la que el protagonista muestra una total apatía y
anomia por el mundo que le rodea y que no termina de comprender. El
prólogo de la obra empieza de forma tan demoledora como reveladora
(“Hoy
ha muerto mamá. O quizá ayer, no sé”.)
y conforme la trama avanza profundizamos en el desengaño de
Meursault, que rechaza la hipocresía y falsedad de la sociedad y
prefiere romper sus normas poniendo en duda conceptos tan asumidos
como la familia, la amistad, el amor, la política
o
el trabajo. La novela de poco más de un centenar de páginas ya da
muestras del talento de Camus tanto por su estilo como por la
profundidad de la historia contada.
Tal
vez su otro gran libro sea La
peste
(1947). En ella se cuenta cómo la ciudad de Orán se ve sometida a
un terrible aislamiento debido a una epidemia
que se ha extendido por la ciudad y que está causando estragos entre
la población. Esta
situación extrema permite a Camus asomarse al alma humana y tratar
tanto lo bueno como lo malo que allí se esconde;
proporcionando escenas en las que la bondad y colaboración del ser
humano como comunidad destaca por encima de todo y otras en las que
estas se ven sometidas al miedo, el odio, el egoísmo y el rencor. La
peste
es una de las obras más discutidas y estudiadas de la literatura
francesa debido a las muchas lecturas que se le pueden sacar. Camus
termina avisando a todo aquel que quiera oírle, como una especie de
advertencia cíclica, de que la
peste
está en todos nosotros aunque solo seamos conscientes de su
presencia cuando las ratas muertas se amontonan en las calles.
Si
ahora nos centramos en sus ensayos debemos destacar El
hombre rebelde
y, por encima de todos, El
mito de Sísifo.
Es probable que este segundo sea su
texto más famoso ya que en él desarrolla su pensamiento filosófico,
el que se puede encontrar en sus novelas y el que marcó su forma de
vivir la vida. Partiendo de la premisa del existencialismo de que la
vida no tiene sentido, Albert Camus defiende que eso
no significa que la vida no pueda disfrutarse y que las personas
deben buscarle su propio sentido
valorando la belleza de cada momento. El autor lo ilustra a través
del mito
de
Sísifo, antiguo rey griego al que los dioses condenaron a empujar
una enorme roca hasta lo alto de una colina por toda la eternidad.
Camus afirma que, aunque
la labor de Sísifo no tiene sentido porque al llegar arriba la roca
caerá y tendrá que empezar otra vez, el condenado sigue
esforzándose
y siendo feliz al llevar a cabo su tarea.
La
vie est belle
El
enunciado defendido en El
mito de Sísifo
se ve respaldado tanto por otros textos de Camus como por su propia
vida. Como escritor, Albert
Camus supo plasmar de forma sencilla y sincera la belleza y el gozo
de la vida cotidiana
y de todos esos detalles que la monotonía y el peso de la sociedad
muchas veces no nos dejan ver. Exaltando cosas como un cuerpo
desnudo, un baile, un paisaje, un beso, un aroma o un abrazo Camus
hacía de estos pequeños placeres una
elegía inigualable a las cosas buenas de la vida, las que según él
podían darle un sentido al sinsentido.
Si
nos fijamos en su biografía no resultará difícil comprobar que
este ganador del Premio
Nobel de Literatura
(1957) siguió al dedillo lo que predicaba. Aun en sus orígenes
humildes Albert Camus vivió lo mejor que pudo a través del fútbol
o la literatura. Era
un hombre atractivo, atlético, que cuidaba mucho su imagen y su
estilo y tenía un gran éxito entre las mujeres.
Desde 1943 hasta su muerte se casó con diez mujeres y tuvo infinidad
de amantes. Su genialidad y el éxito de sus obras le convirtieron en
un personaje muy mediático que, incluso cuando generaba cierto
rechazo por la élite intelectual de París, solía estar presente en
todos los grandes actos sociales y posó para la portada de la
revista Vogue.
Final
repentino
El
4
de enero de 1960,
a los 46 años, Albert Camus perdió la vida en un accidente de
tráfico. Estaba realizando un viaje desde la localidad francesa de
Villeblevin en un Facel-Vega, coche que le había prestado su editor,
cuando se
estrelló contra un árbol junto a la carretera.
En su cuerpo se
encontró un billete de tren que Camus había decidido no utilizar en
el último momento
y en el coche un maletín negro que contenía las que, sin él
saberlo, serían lo más parecido que se tiene a sus memorias: El
primer hombre,
una novela autobiográfica publicada póstumamente.
En
su legado, además de sus novelas y de 28 ensayos, Albert Camus nos
dejó numerosos
cuentos, media decena de obras de teatro e infinidad de textos
periodísticos, comentarios
o prólogos de libros.
También se mantiene su importante papel en la filosofía de la
segunda mitad del siglo XX y su archiconocido enfrentamiento con Jean
Paul Sartre,
derivado de las discrepancias de sus respectivos enfoques filosóficos
y de las críticas de Camus contra los regímenes comunistas.